Efectos de la contaminación en las fuentes hídricas

Efectos de la contaminación en las fuentes hídricas

EFECTOS DE LA CONTAMINACIÓN EN LAS FUENTES HÍDRICAS

La contaminación de las fuentes hídricas (agua) sucede principalmente en dos áreas: comercio e industria.

Comercio. La agricultura, la ganadería comercial y las granjas avícolas son la fuente de muchos
contaminantes orgánicos e inorgánicos de las aguas superficiales y subterráneas. La contaminación de origen agrícola deriva del uso de plaguicidas, pesticidas, biocidas, fertilizantes y abonos que son arrastrados por el agua de riego, llevando consigo sales compuestas de nitrógeno, fósforo, azufre y trazas de elementos organoclorados. Los residuos animales tienen un alto contenido en nitrógeno, fósforo y materia consumidora de oxígeno y a menudo albergan organismos patógenos. Los residuos de los criaderos industriales se eliminan en la tierra, por lo que el principal peligro que representan es el de la filtración.
Industria. La contaminación de origen industrial es una de las que produce un mayor impacto, por la gran variedad de materiales y fuentes de energía que pueden aportar al agua: materia orgánica, metales pesados, incremento de pH y temperatura, radioactividad, aceites, grasas, etc.

El agua se puede contaminar por fugas en conducciones y depósitos de carácter industrial y también por restos de combustibles, todos ellos derivados de las infraestructuras y el empleo del automóvil. Entre las industrias más contaminantes se encuentran las petroquímicas, las agroalimentarias, las energéticas (térmicas, nucleares, hídricas, etc.), papeleras, siderúrgicas, alimentarias, textiles y mineras.
Marea negra. El vertido de petróleo crudo (industria petroquímica) causado por accidentes contamina las aguas marinas. vegetales y animales destruyendo el ecosistema. La presencia de nitratos (sales del ácido nítrico) en el agua potable puede producir enfermedades infantiles que en ocasiones suelen ser mortales. El cadmio, presente en el agua y procedente de los vertidos industriales, de tuberías galvanizadas deterioradas o de los fertilizantes derivados del cieno o lodo puede ser absorbido por las cosechas y producir un trastorno diarreico agudo, lesiones en el hígado y riñones.
La contaminación por fertilizantes puede ocasionar problemas como: mal sabor y olor del agua, cúmulo de algas, crecimiento denso de las plantas con raíces, el agotamiento del oxígeno en las aguas más profundas, la acumulación de sedimentos en el fondo, así como otros cambios químicos. Todo esto, con el paso de los años, convierte las fuentes hídricas en densos pantanos cenagosos.

Detección de contaminantes en el agua y los alimentos

Para determinar la necesidad de tratamiento y la tecnología correcta que se debe aplicar para sanear las fuentes hídricas, se deben identificar y medir los contaminantes específicos en el agua. Los contaminantes del agua se pueden dividir en dos grupos: sólidos suspendidos y contaminantes disueltos.
Sólidos suspendidos (limo, arena y virus). Son generalmente responsables de impurezas visibles. Entre los métodos para detectar las características visibles del agua están: la turbidez y claridad, el sabor, el color y el olor del agua.
Contaminantes disueltos (químicos, orgánicos e inorgánicos). La calidad del agua y de los alimentos se puede determinar por un número de análisis cuantitativos en el laboratorio, tales como: pruebas de cultivo bacteriológico (la contaminación microbiana), prueba de fosfatos, prueba de metales pesados, prueba del pH y otros:

  1. Pruebas de cultivo bacteriológico en el agua y los alimentos (cajas de Petri). Estas pruebas se realizan tomando muestras de agua y alimentos colocándolas en cajas o discos de Petri, que son ampliamente utilizadas en bacteriología.
  2. Pruebas de fosfatos. Este es un método que determina el contenido de fosfatos solubles en una muestra de agua mediante la espectrofotometría ultravioleta-visible. Los abonos inorgánicos y los detergentes tienen diversas clases de fosfatos solubles, los cuales son arrastrados fácilmente por las aguas superficiales, hacia ríos y mantos acuíferos. Estos fosfatos pueden medirse por su concentración en el agua, por lo que cualquier cantidad elevada, favorece el crecimiento de algas que consumen oxígeno del medio acuático provocando la desaparición de especies.
  3. Detección de materiales (metales) pesados. Para evaluar la concentración de contaminantes metálicos que se encuentran en el agua y que son retenidos en las muestras, como: el cromo, níquel, plomo, mercurio, etc., éstos se separan mediante un sistema de “membrana líquida”. El análisis de contaminantes metálicos, permite evaluar también los niveles de toxicidad del agua para la biota acuática (seres vivos).
  4. Pruebas de pH en fuentes acuíferas y alimentos. El pH es un valor que determina si una sustancia es ácida, neutra o básica, calculando el número de iones de hidrógeno presentes en la muestra.
  5. Caja o disco de Petri. Dentro de estos discos de cristal, se deposita un caldo congelado o esterilizado que sirve para la separación de microbios y colonias que aisladamente pueden ser estudiadas con facilidad.

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